Un año más los alumnos de ColeCarrión han participado en la carrera solidaria convocada por la asociación internacional Save the Children con el fin de colectar fondos y aportar su granito de arena en la ayuda a todos los niños del mundo que lo necesitan.
No es necesario aportar datos concretos para saber que millones de niñas y niños en el mundo están sufriendo y muriendo por hambrunas, enfermedades, guerras, pobreza extrema… Son situaciones escalofriantes que provocan indignación, tristeza, frustración, desesperanza.
Desgraciadamente, los ciudadanos comunes y corrientes poco podemos hacer para cambiar totalmente a corto o medio plazo esta situación. Podemos paliar algún estado concreto, en algún lugar concreto del mundo, con nuestras pequeñas aportaciones económicas.
También podemos y debemos protestar y manifestar públicamente nuestra indignación, hacer visibles las situaciones, no resignarnos. Y por supuesto, en los colegios y familias debemos educar a nuestros alumnos y alumnas, hijos e hijas, para que se conciencien de esta injusticia y colaboren activamente en el intento de cambiar la situación.
De igual manera, debemos educar para que comiencen a ser solidaros con las personas más cercanas y para que cuiden y valoren todos los recursos de los que disponen. No es difícil ver al chico o chica que tira disimuladamente a la papelera la comida en el recreo “porque no le gusta”, y es habitual ver como no se cuida el material escolar propio o del colegio, o no se valora los recursos escolares, o se deja el grifo del baño abierto, o sencillamente no se trata al compañero con el mayor y absoluto respeto.
Sí, «son cosas de niños» y esos niños del hambre, la violencia y la pobreza posiblemente harían exactamente lo mismo si estuvieran en la situación de los nuestros. Pues, también habría que enseñarles que los bienes materiales, los alimentos, la convivencia equilibrada… conllevan un gran esfuerzo para conseguirlos.
Pongámonos escuela y familia manos a la obra y enseñemos con el ejemplo.
NIÑAS Y NIÑOS
Un mundo de fantasía
envuelve su corazón.
Tienen los niños mil sueños,
sueñan con un mundo de ilusión.
Qué alegría tienen los niños.
Disfrutan, corren, ríen,
¡qué grande es su corazón!
El niño se ha convertido en un pájaro
alegre y juguetón;
la niña es una estrella en el cielo,
de luz y color.
Tienen los niños mil sueños
y duermen como un lirón.
Seguid durmiendo, niñas y niños,
¡no perdáis la ilusión!
Á. A. (adaptación)
